You lie to me {Simon, Anthony, Benedict & Colin}

Acababa de dejar a Jennifer en una habitación desocupada, sobre la cual había dado órdenes estrictas para que nadie que no fuera yo o quien yo personalmente autorizara pudiera entrar, ni siquiera Anthony, nadie absolutamente podía hacer nada en esa habitación, había conseguido algunos antibióticos tras ayudar a curarse aquellas heridas que le habían hecho de modo tan salvaje, no era médico, pero había visto a Benedict hacer algunas curaciones; no podía siquiera pensar en él como un psicópata asesino, claro que antes pensé que se trataba e alguna etapa por la muerte de nuestros padres, pero todos esos cuerpos que había en los almacenes era demasiado, y que anotaran cada cosa que hacían, cada vez que entraban ahí, era simplemente de locos. Había obligado a la recepcionista a llamarlos hasta que lograra que se levantaran y les dijera que tenían una hora para ir a buscarme a mi habitación, me importaba muy poco que fueran los 2 de la mañana, lo único que deseaba era reclamarles, echarles en cara lo mucho que los odiaba ahora mismo. Llegué a la habitación antes de la hora acordada, seguía sin poder creer todo esto, ahora entendía todo, entendía por qué razón no querían que fuera a los almacenes, por qué habían hecho hasta lo inimaginable para que no entrara ahí, jamás olvidaría ese horrible olor, a esa pobre chica tan lastimada pidiéndome ayuda. Caminé de un lado a otro sosteniéndome la cabeza aún sintiendo aquellas lágrimas resbalar por mis mejillas sin la menor intención de parar, nunca antes me había sentido tan decepcionada.

Decidí darme un baño para ponerme la pijama al menos, además necesitaba tranquilizarme, aunque no estaba segura de si lo lograría, fui a poner el seguro en la puerta por si Simon llegaba antes, ni siquiera estaba segura de que lograran despertar a Colin y a Benedict, pero si no estaban los cuatro, entonces no entraría ninguno. Por primera vez no duré mucho tiempo en salir del baño y vestirme, en apenas 15 minutos ya estaba lista, tomé una de las almohadas y me la puse sobre la cara, tenía que irme de aquí, no podía estar más tiempo con ellos, dios... ya ni siquiera quería saber nada de ellos, era de lo más extraño para mi sentirme así con ellos, eran las personas que más quería en el mundo, por quienes metería las manos al fuego, pero ahora ya no estaba tan segura, cada segundo venían a mi las imágenes de esos cuerpos dentro del almacén, y quien sabe cuántos más habría en los demás almacenes. Me senté en el borde de la cama y abrí el cajón de la mesita de noche para sacar la foto de mamá y papá con todos nosotros, la última foto familiar que habíamos tomado, estaba segura de que nuestros padres sabrían que hacer con ellos de estar vivos - Ustedes no merecen esto - Dije a la foto sin hablar con nadie en realidad, estaban también mis hermanos, Eloise, Francesca, Gregory y Hyacinth... ¿qué haría con ellos? No podía contarles nada de esto, la noticia los destrozaría, y no podía hacerles eso, especialmente a Francesca que estaba tan enferma. Justo en esos momentos escuché que llamaron a la puerta, pero no respondí, lo haría hasta saber que todos estaban afuera.

Ahora me había quedado trabajando hasta tarde con Anthony intentando atar cualquier cabo suelto en lo referente al embajador, además había aumentado enormemente nuestro financiamiento con todos los invitados, de modo que hablábamos de nuevos proyectos para aumentar la bolsa monetaria, la donación de órganos podía ser buena idea, solamente teníamos que conseguir a un buen médico capacitado, oh, pero si teníamos uno en la banda, a Anthony le pareció una exageración mi propuesta, y mencionó que Benedict pondría el grito en el cielo, bueno, tenía un punto, pues la gente preguntaría de dónde sacábamos tantos cuerpos, además hacer el papeleo sería de lo más tedioso y Colin ni de juego haría semejante trabajo - Y si ponemos otro hotel en Rusia? Podríamos traficar personas - Le dije recostado en el sofá con el saco en la cara escuchado sus simples "no" - Vamos, son como las 3 de la mañana, tus estúpidos recepcionistas me hicieron recibir a la esposa y como a 30 invitados que querían saber quién mató a Al Capone - Me quejé cambiando el nombre de como quiera que se llamara el jodido embajador - Te juro que si vuelven a llamarme para preguntarme algo de eso, explotaré el hotel - Dije de mala gana antes de escuchar sonar el teléfono.

Me levanté de un salto para responder, una recepcionista con voz preocupada hablaba por la bocina - Bien, Anthony y yo estaremos ahí - Dije antes de colgarle y observar confundido al implicado - Daph quiere vernos junto con Benedict y Colin en su habitación en una hora... - Era algo tarde como para que siguiera despierta y llamándonos a esta hora a todos, lo primero que pensamos fue que podía sentirse mal o algo, pues últimamente no había estado muy bien, así que decidimos ir a ver qué pasaba, mi sorpresa cuando intenté abrir fue que estaba puesta la cadena de la puerta - Qué demonios es esto? - Dije tocando la puerta e intentando asomarme, pero no veía más que la pared - Daphne, la recepcionista dijo que querías vernos, Anthony y yo estamos aquí ya - Miré a Anthony al no escuchar ninguna respuesta, sabía que Daphne estaba adentro porque la luz estaba encendida, aunque en lugar de seguir tocando me puse a pensar si habría hecho algo que la molestara.

No estaba seguro, pero siempre que trabajaba hasta tan tarde con Simon, me parecía que se había vuelto loco y simplemente lo habíamos perdido, nos habíamos quedado sin ideas y estaba técnicamente acostado en mi silla y estaba seguro de haber metido mi corbata en el mini-bar pero en estos momentos todo parecía estar más lejos de lo habitual, así que por la mañana podía buscarla si es que lo recordaba - Ni siquiera se te ocurra pedirle Benedict lo de los órganos - Le dije tras escucharle mencionar la donación de órganos, ¿que quería? ¿trabajar con el mercado negro acaso? Volví a sentarme y apoyé la cabeza en ambas manos recargándome en el escritorio - Simon, no somos tratantes de blancas, o... lo que sea - No necesitaba voltear a verlo para saber dónde estaba tirado ahora - Hablando de locuras, ¿haz estado jugando a La Ley y El Orden con los empleados? - Le pregunté tras recordar que algunos dijeron haber sido bombardeados con preguntas los últimos días por la muerte del embajador, sabía que no había sido Simon, en primer lugar porque era tan parecido a mi, que jamás lo habríamos dejado en donde pudiera ser descubierto, aunque estaba considerando al detective Hotchner como mi próxima víctima si continuaba inculpandome - Amilcare es su apellido... Lo más parecido a Al Capone en este hotel eres tú mi querido amigo... aunque yo te compararía mejor con Don Vito Corleone - Y ahora hablábamos de mafiosos famosos, me reí porque lo llamaran para preguntarle por respuestas, sin duda haber descolgado mi teléfono durante el día había sido la mejor solución, aunque también había tenido que lidiar con la señora Amilcare - Nadie llama a las 3 de la mañana... - Pero mi predicción fue interrumpida por el sonido del teléfono que terminó despertándome, posiblemente ante la amenaza de que Simon explotara el hotel.

"¿Anthony y yo?", que por favor alguien estuviera por morirse o terminaría matándolo yo mismo si no me dejaban dormir, aunque a juzgar por la mirada de Simon supe que se trataba de algo grave, aunque no me lo pareció tanto la noticia, sino que llamara a esta hora para hacernos ir hasta su habitación - ¿Daphne está despierta a esta hora? - Le pregunté extrañado, pensando en si tal vez Benedict y Colin le habrían hecho algo que la molestara, aún así no nos habría llamado a todos - Deberíamos ir a ver de qué se trata... déjame intentar llamar a Benedict antes - Lo intenté un par de veces, pero no hubo respuesta, llamé a su consultorio, pero su secretaria dijo que se había ido a dormir hacía rato, llamé a Colin, aunque desde un principio sabía que el teléfono no lo levantaría, así que al cabo de un rato, Simon y yo nos dirigimos a la habitación donde se encontraba Daphne, pero cuál fue nuestra sorpresa al comprobar que estaba cerrada la puerta - Daph, soy Anthony, ¿podrías abrir la puerta? - Llamé un par de veces también, pero nadie respondió, pegué el oído a la puerta para ver si escuchaba algo, toqué más fuerte pero no escuché nada - ¿Tiramos la puerta? - Le pregunté a Simon cuando me resigné a dejar de tocar, aunque comencé a preocuparme al recordar que Daphne llevaba varios días sintiéndose mal - Voy a tirarla - Afirmé antes de escuchar el típico quejido de un Rutledge por haber sido levantado a estas horas, quién sabe desde qué hora vendría hablando solo.

Gran parte de mi día la había pasado en mi oficina, decidí que luego de un mes, es decir, desde nuestra llegada, sin hacer nada, era un buen momento para comenzar a trabajar, no tenía ningún asunto legal que atender, salvo por el hecho de la supuesta muerte misteriosa del embajador Amilcare, lo único que debía hacer al respecto sería obligar por lo menos a los medios mediante documentos legales, que nada de lo ocurrido debía ser notificado o publicado en ninguna de sus compañías, pues de lo contrario se metería una demanda a la misma, eso era algo sencillo, lo complicado sería encontrar a un asesino, cualquiera que no fuéramos ninguno de nosotros por supuesto, Simon nos había llamado días antes para preguntarnos si habíamos sido alguno de nosotros, la respuesta de todos fue negativa, incluyendo la mía, por lo que ahora solo había podido llegar a la conclusión de encontrar un culpable, me daba lo mismo quién del personal fuera, incluso sería capaz de colaborar con la policía para atraparlo, cualquier cosa que los mantuviera alejados de nosotros e parecía suficiente. No quería saber nada de los curiosos que venían preguntando si sabíamos algo, por otro lado estaba la viuda que estaba hecha un mar de lágrimas, pero qué mujer hipócrita, la única razón para que una mujer de 30 años se casara con un demente de 70 y tantos era porque tenía una muy buena dote, lo cual se comentaba en todo Londres - Por favor, no dejes pasar a nadie a mi oficina, tampoco recibo llamadas a menos que sea de mis hermanos... la señora Amilcare puede pasar si lo desea, tal vez necesite consuelo en estos momentos - Le dije a mi secretaria con una sonrisa de diversión antes de encerrarme en el despacho, digamos que se me daba bien el consolar a las mujeres que estaban en... tan buen estado, pero tan tristes por las muertes de sus maridos, me preguntaba si sería esa la razón por la que era el invitado principal en los funerales...

Por la tarde me pasé a almorzar con Francesca, ya que sabía que todos estarían ocupados haciendo sus cosas, y yo prefería un poco de paz al menos a la hora de comer; una vez que terminamos de comer y platicar me fui a mi habitación, aún tenía que pensar en algún culpable al cual incriminar, tal vez culpando a un invitado mataba dos pájaros de un tiro... literalmente. Pedí la cena en mi habitación disculpándome con mis hermanos por estar arreglando los documentos necesarios para deshacernos de los medios, me fui a dormir, y habría seguido durmiendo e no ser por el maldito teléfono, me cubrí la cabeza con una almohada esperando dejar de escucharlo, también podía esperar a quedarme sordo, pero el que sonara por media hora me hizo pensar que podía ser algo importante - ¿Qué?! - Contesté de mala gana y vi el reloj cuando dijo que Daphne quería que fuera a su cuarto con Anthony, Benedict y Simon - ¿A las 3 de la mañana? - Le pregunté a la recepcionista, negué con la cabeza y colgué mientras buscaba mi ropa a tientas, pero daba igual, solo iría a la habitación de Daph, me había visto millones de veces en pijama - Será mejor que alguien se esté muriendo a esta hora, porque lo único que pretendo estar haciendo ahora es dormir - Dije renegando hasta llegar a la puerta de la habitación de Daph y encontrarme con Simon y Anthony - ¿Se han portado mal y los dejaron afuera? - Me burlé mientras intentaba abrir la puerta, funcionó, salvo por el hecho de que la puerta se atoró a causa de la cadena, es decir, a medias, entonces entendí por qué Anthony amenazó antes con tirar la puerta - Daph... tu hermano favorito está aquí - Dije en voz alta tocando un par de veces, intenté ser convincente, pero era como si no hubiera nadie adentro - ¿Qué ha pasado? - Esta vez me dirigí a mi hermano y a Simon, quienes lucían igual de confundidos que yo y preocupados, lo cual me llevó a comenzar a preocuparme también - Daphne Rutledge, abre esa puerta - Esta vez golpeé la puerta con la mano extendida, bien, aquí era donde comenzaba a ponerme paranoico.

Días  como este no pasan muy seguidos, a menos que anteriormente se encuentre una celebración de cualquier tipo, como la boda de Daphne, donde ninguna persona se enferma, pareciera como si fueran en estos tiempos… inmortales, pero pasando la boda todos están enfermos automáticamente, hubo mucha gente que acudió al consultorio para resolver su problema, no fue muy relevante lo que hice, todos los habitantes del hotel solo venían por enfermedades muy simples nada fuera de lo normal, nada interesante en el hotel, a excepción de lo que ese policía Hotchner hizo desde la boda por el asesinato sin comprobar, que no cometimos ningunos de nosotros cuatro. Me sentía con mucho sueño, no era tarde pero la cantidad de personas me pusieron cansados. Salí del consultorio para irme a mi cama con la finalidad de dormirme sin que nadie me despertara.

Todo esto me parecía muy conocido, aquellos muebles me eran muy familiares, el candelabro que brillaba demasiado en las noches, el cuadro que tenía un paisaje que nunca pude distinguir muy bien y esa ventana gigante por la que mi padre veía cuando solo quería pensar… cosas, era la sala ¿De mi casa? Hace tiempo que no estaba aquí, es raro también que esté demasiado callado teniendo a todos mis hermanos en este lugar, por eso me voy a buscarlos, se siente tan solitario. Llego al jardín y no hay nadie, ni en sus habitaciones, cocina, comedor ni siquiera en el baño, al terminar de ver por toda la casa solo me queda la recámara de nuestros papás ¿Cómo pueden estar todos ahí? Me pregunto porque es muy poco probable que ahí se encuentren, cuando llego y abro lentamente la puerta no alcanzo ver a nadie, salvo por alguien que está cerca de la ventana, solo veo una silueta y mi curiosidad sigue aumentando así que me acerco más, estoy como a un metro de ella, mi mamá que tiene algo en su mano para después llevarla cerca de su cabeza - ¿Qué va a…? –  me interrumpe un sonido rápido pero fuerte, despierto automáticamente, de nuevo el mismo sueño que me ha pasado un par de veces antes.

Ese ruido que sonó tan real no se trataba de un sueño solo era el timbre del teléfono, me froto los ojos para ver la hora, a quien se le ocurre llamar a las tres de la mañana… tomo el teléfono para recibir un mensaje de Daphne para reunirnos con ella, empiezo a tener curiosidad desde que escucho que aparte de mí tienen que ir Simon, Anthony y Colin, solo pienso un cosa, algo anda mal y probablemente se trate de una real emergencia, quizá Daphne se puso mal o  tuvo un accidente, me calmo para no pensar lo peor, pero considerando la hora que es, debe de ser muy importante, no quiero abandonar mi cama porque estoy muy cansado, muy sin ganas me levanto, termino de cambiarme medio dormido y salgo finalmente de mi habitación lo más pronto posible.  No puedo evitar estar ansioso por llegar, solo me toman pocos minutos para llegar hasta a mí destino, veo que ya están en la entrada todos excepto yo, no sé cuánto tiempo tengan, lo único que veo es que están tocando la puerta y tratan de abrir, Colin parece hacerlo pero no tiene mucho éxito, no abren y ahí es donde se me acurre que si hay algo malo, sin importar los que estaban ahí llego tocando la puerta para ver si hay respuesta y nada – Daphne abre la puerta – digo acercándome a ella por si logro escuchar un sonido, miro a los demás – ¿Le ha pasado algo?– pregunto preocupado, si Daphne no abre solo puede significar que esta inconsciente y no nos escucha, sin esperar respuesta me acerco por última vez – Daphne si no respondes todos vamos a romper esta puerta – grito por última vez antes de que comenzamos a ver como la puerta se va abriendo…

Tenía que comenzar a tranquilizarme, sino iba a comenzar por volverme loca, no podía creer siquiera que antes fuera capaz de meter las manos al fuego por estos cuatro asesinos, eso es lo que eran para mi ahora, ver a todas esas personas tiradas ahí dentro de los almacenes como si fueran mercancía era horrible, ¿qué clase de dementes hacían algo así? ¿qué clase de locos eran para incluso anotar cada una de las cosas que les hacían a esas personas? Definitivamente, el haber llegado antes de tiempo no era lo mejor, lo único que podía recordar era a esa chica Jennifer con todos esos golpes y cortes, y el montón de cuerpos mutilados en el suelo; me llevé ambas manos a la cara en un intento por borrar todo eso de mi cabeza, lo único que pude hacer fue levantarme y colocar la cadena en la puerta, esta también era la habitación de Simon, así que era lógico que podría abrir con su tarjeta, no quería verlo, no quería saber nada de él, ni de Anthony, Benedict o Colin, podía dormirme y dejarlos esperando afuera, pero no quería eso, quería saber por cuánto tiempo más iban a seguir mintiéndome, pero no pensaba dejarlos entrar hasta saber que estaban todos ahí. Sin duda tenía que dejar de llorar, no podía cambiar nada de esto, aunque para ser sinceros, deseaba poder hacerlo, tal jamás haberme dado cuenta de nada de esto, tal vez jamás haber confiado en que podrían dejar de hacerlo, pues era obvio que eso era algo imposible. Me recosté en la cama, y fue en ese momento que escuché la puerta intentar abrirse de golpe, algunos segundos más tarde, escuché a Simon llamar a la puerta mientras me hablaba, después Anthony hizo lo mismo, pidiéndome que abriera la puerta, ciertamente sus voces solo me hicieron sentir peor y no pude evitar descomponerme nuevamente, Anthony se escuchaba preocupado, parecía imposible que él, mi hermano mayor, una de las personas que más admiraba, fuera capaz de hacer una atrocidad como la ocurrida en esos almacenes.

En lugar de responderles, decidí taparme con cobija para no escucharlos hablar más, pero me fue imposible no hacerlo al escuchar la voz de Colin gritando afuera, siempre había visto en él a mi propia versión masculina, a mi mejor amigo... Solamente faltaba Benedict, quien no tardó mucho en sumarse al resto amenazando con tirar la puerta si no abría, me sequé las lágrimas antes de levantarme de la cama e ir a abrir la puerta de mala gana - Entren - Les pedí de forma cortante mientras los observaba a los cuatro, sin duda, ninguno parecía saber el motivo de haberlos hecho venir aquí; guardé silencio en un intento por no perder la compostura, hasta que decidí que podía hacerlo - Necesito que sean sinceros conmigo... - Comencé diciendo por fin, reparando en cada uno de ellos antes de proseguir - ¿Quién de ustedes cuatro mató al embajador? - Les pregunté observándolos con detenimiento, me quedé mirando a Simon en espera de alguna respuesta, me parecía imposible creer que el hombre con el que estaba casada fuera un monstruo - No me digan que no han sido ustedes... a menos, claro, que hayan enviado a alguno de los empleados del hotel a hacer el trabajo sucio - Me dirigí a ellos con un tono irónico cruzándome de brazos, no tenía sentido para mi ahora que se atrevieran siquiera a negarlo - Dime Benedict... Anthony, ¿por qué no puedo ir a los almacenes? ¿qué esconden ahí? - Pregunté dirigiéndome a ambos con un tono molesto, sabía lo que había ahí, lo mínimo que esperaba era la verdad, misma que no estaba segura de escuchar.

Tenía que admitir que era bastante gracioso pensar en la cara que pondría Benedict si le decía que a partir de ahora tenía que traficar los órganos de nuestras víctimas a otras partes del mundo, posiblemente me daría el sermón más largo del mundo, para al final igual decirme que no lo haría de ninguna manera, así que solo me reí cuando Anthony me dijo que mejor no se lo fuera a decir; estaba demasiado cansado ahora como para pensar en una buena idea que favoreciera en algo al hotel, era obvio que no éramos traficantes ni mucho menos tratantes de blancas, secuestradores y asesinos... bueno eso podía ser - Tranquilo Benson... simplemente estoy haciendo una investigación por mi cuenta, si no fuiste tú, yo, ni ninguno de tus hermanos, entonces solo quedan los empleados - Le aseguré una vez que escuché su pregunta sobre si había estado jugando con ellos, quién habría sido el que se quejara? Obvio nadie, pero imaginé que hablaban entre ellos, y Anthony, alias "El Sigiloso", posiblemente había escuchado algo al respecto - Me estás comparando con El Padrino? Si no fuera una de mis películas favoritas y no fueran las 3 de la mañana, estarías con la cabeza rota ahora mismo - Bromeé divertido antes de tener que atender el teléfono, por supuesto que a esta hora ya hacía a Daph dormida, nunca se quedaba tanto tiempo despierta cuando estaba sola, y le había dicho que no llegaría temprano porque tenía cosas que atender con Anthony, así que no entendía cuál era la urgencia para vernos ahora mismo - Es raro que esté despierta ahora... vamos, Benedict no atenderá - Le dije apresurándolo a salir, pues cualquier persona en sus cinco sentidos, a esta hora no estaba más que en una cama, feliz de la vida.

Lo más extraño de todo había sido encontrar la puerta con la cadena, jamás la ponía, de hecho jamás cerraba la puerta con llave por su cuenta, aunque al parecer ahora sí lo había hecho, así que algo me decía que todo esto era de lo más raro, Anthony y yo habíamos estado tocando y llamando a Daphne, pero obviamente no nos abrió, pues cuando llegó Colin, aprovechó para burlarse de nosotros - Aparentemente a tu hermana se le ocurrió poner la cadena, así que si tienes experiencia como cerrajero... - Me quejé mientras me sentaba en el suelo apoyado en la pared cual indigente, me sentía como si ya estuviera ebrio a pesar de que llevaba horas enteras sin beber una gota de alcohol, y ahora tal vez tendría que dormir aquí afuera, pero siendo sinceros, comenzaba a preocuparme que Daph estuviera ahí encerrada. Cuando continuamos tocando y no abrió, comencé a pensar en un millón de razones por las cuales podría no abrirnos, agradecí que Benedict fuera médico y estuviera aquí, aunque no parecía haber sido llamado a consulta - No lo sabemos, jamás le pone la cadena a la puerta - Respondí comenzando a perder la paciencia, fue en ese momento que la puerta se abrió de golpe, y ahí estaba Daphne, suspiré aliviado al ver que estaba bien, aunque parecía haber estado llorando, y a juzgar por su tono de voz, sonaba molesta. Tan pronto como la escuché hablar, lo supe, Daphne se había enterado de todo, así que solo teníamos las opciones de fingir demencia, negarlo o decirle la verdad, así que opté por lo primero - Daph, cariño... de qué estás hablando? - Le pregunté intentando sonar lo más comprensivo posible, mientras trataba de acercarme a ella, aunque no estaba tan seguro de que fuera buena idea, lo siguiente que dijo solo me confirmó lo que ya sospechaba, había entrado a los almacenes.

Si algo debía reconocer ahora mismo, era que Simon tenía razón en cuanto a varias cosas, los únicos asesinos posibles dentro del hotel éramos nosotros o alguno de los empleados, y como ya nos habíamos descartado una vez, entonces solo quedaba la parte del personal, sin embargo, podía decirse que era algo un tanto extraño considerando el hecho de que teníamos la política de que no podían asesinar a absolutamente nadie sin nuestro consentimiento, y era obvio decir que ninguno de nosotros se los habíamos dado; lo último que necesitábamos era a la policía detrás de nosotros, pero igualmente a Simon se le había ocurrido que necesitábamos un poco de adrenalina de vez en cuando y por ello había traído casi al mismo ejército; rodé los ojos cuando terminó llamándome Benson - Me temo que es culpa tuya que tengas fama de mafioso - Continué burlándome divertido. En realidad no tenía mucho ánimo de pelear siquiera a esta hora, pero el sueño que tenía se me quitó tan pronto como me enteré de que Daphne quería vernos, no se me ocurrió ninguna razón por la cual nos había mandado llamar, obviamente lo primero que se me vino a la vente fue que se sentía mal o algo parecido, pues sabía que había estado sintiéndose mal por alguna razón que en realidad desconocía - ¿Por qué habría de querer vernos a esta hora? Jamás está despierta más allá de las 2 de la mañana si no tiene nada que hacer - Dije pensando en ello aún intentando llamar a Benedict para saber si le habría dicho algo, pues probablemente si se sentía mal hubiera ido con él, pero supuse que debía seguir dormido para esta hora, y Colin ni se diga.

Cuando llegamos afuera de la habitación de Daph, esperé que Simon abriera, pero por lo que pude notar, había algo mal con todo esto, bien, creo que después de todo al menos debí dejar abiertas las líneas telefónicas para cuando a Daphne se le ocurriera llegar a encerrarse en su habitación y no abrirnos, dejándonos pensar que algo muy malo le había pasado. Pensé en que lo más sensato en estos momentos sería derribar la puerta, y cuando llegaron Colin y Benedict me di cuenta de que no era el único que tenía esa idea en mente - Lo único que supe es que últimamente se ha estado sintiendo un poco mal, ¿qué tal si le ha pasado algo? - Pregunté a nadie en específico comenzando a preocuparme mientras Benedict y Colin continuaban amenazando con tirar la puerta. Respiré aliviado cuando cuando la vi abrir la puerta, pero a juzgar por su aspecto sabía que algo no andaba bien con ella, no parecía enferma, sino más bien preocupada por algo, incluso me parecía que había estado llorando, pero entré obediente a la habitación cuando nos lo pidió. Escuchar su pregunta no fue algo que me esperara exactamente, pero me mostré serio a pesar de que tenía muy mala espina - Daph, tú mejor que nadie nos conoce... dime quién te ha dicho eso - Le pregunté con voz neutra mientras me acercaba hasta donde se encontraba con Simon, a quien volteé ver esperando saber si pensaba lo mismo que yo, a juzgar por su expresión supe que así era, entonces se lo pregunté a Daphne directamente - ¿Haz entrado a los almacenes? - Esperaba que la respuesta fuera no, pero en el fondo sabía que lo había hecho, y esta vez no estaba seguro de que no resultarían muy bien las cosas a partir de ahora, pues en realidad me importaba poco la muerte del embajador en comparación con esto.